Por Mamarama
Seis mexicanas nos platican sobre su experiencia como mamás y profesionistas en estos dos últimos años –el periodo de la pandemia– y nos invitan a reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad de hoy, este el Día Internacional de la Mujer 2022.
Yazmín Huerta, diseñadora audiovisual y artista gráfica independiente, 38 años, mamá de Elena, de 5 años. @yazminhuerta.artwork
La evolución social y el empoderamiento femenino van de la mano de nuevas fórmulas de maternar conscientemente, en balance con las propias necesidades y las de nuestras hijas.
Considero que, aún hoy, las madres que decidimos dedicar tiempo a otras áreas de nuestra vida somos juzgadas fuertemente: se nos exige demasiado y se pretende que encajemos en estructuras arcaicas de maternidad. Pero la sociedad poco a poco se va dando cuenta que el paradigma ya cambió, que las mujeres tenemos múltiples roles y deseos.
Cada mujer crea su fórmula de maternidad, personalísima y de acuerdo con sus necesidades. Y así es perfecta.

La maternidad para mí ha sido profundamente desafiante, un gran acto circense en el que hay que encontrar el balance entre el tiempo que dedico a mi hija, el trabajo en la agencia, la continua actualización y desarrollo que exige el diseño y el arte, mi búsqueda personal, las clases que imparto y tomo, mis colectivos y varios proyectos alternos; en fin, gran faena.
Afortunadamente comparto tiempo y responsabilidades de mi hija 50/50 con su padre, eso ayuda bastante, al igual que mi trabajo remoto en Media.moks. Gracias a eso puedo administrar mi tiempo, recursos y energía en una estructura muy dinámica y, al mismo tiempo, continuar viviendo mis múltiples vidas surrealistas.


Paola Tabachnik, emprendedora, fundadora del coworking Co-madre, 33 años, mamá de una niña y un niño de 3 y 5 años. @co_madre
Hoy, las mujeres tenemos una gran responsabilidad con todo lo que hemos luchado y ganado. Es ahora cuando tenemos que mostrarle al mundo que podemos y que queremos hacer las cosas. Pienso que hemos abierto camino para que más mujeres se sumen a nuevos negocios y empresas, así como para que sean parte de consejos directivos. Ya estamos en otro momento, en uno increíble, a pesar de lo pesada que ha sido la pandemia.
Con la pandemia “tenía de dos”: o me apagaba o me volvía a prender, reaprender y adaptar mis proyectos a las nuevas realidades.

También creo que debemos abrir un mayor diálogo y saber decir lo que necesitamos para lograr lo que queremos. El papel de la mujer implica decisión.
En lo particular, mi misión este 2022 es volver a levantar Co-Madre y ser una aliada para las empresas en esquemas híbridos de trabajo, que considero es un tema muy importante para que las personas puedan lograr un balance en su vida personal y profesional.
Quiero seguir ayudando a otras mujeres y juntarme con aquellas que están haciendo proyectos increíbles, seguir aprendiendo juntas.


Érika Haller, comunicóloga, 50 años, mamá de Vale, de 15 años.
He trabajado toda mi vida para llegar al momento en el que me encuentro. Puedo decir que tengo ese balance entre mi vida personal y laboral; ambas son cosas que disfruto.
Con la pandemia, todo fueron retos y complejidades, pero nos fuimos adaptando. Como mujer responsable de mi equipo de trabajo, me fue muy importante mantener esta fuente de empleo para todos los que estaban conmigo. No solo fue una mayor carga de chamba, sino también, de alguna manera, una carga moral. Sabía que tenía la gran responsabilidad de que si algo no salía bien en mi papel como líder de práctica, todo se iba a caer. Eso fue muy angustiante. Pero nos fuimos adaptando a las dinámicas y la empresa siempre ha sido muy respetuosa de sus trabajadores.
En casa pasó lo mismo. Tuvimos que hacer una reorganización de la dinámica familiar, yo, mi esposo y mi hija. También pude verla crecer, cómo se desenvolvió en este nuevo mundo, cómo terminó la secundaria, cuando hizo su examen para la prepa y lograra ganar su beca. Pasamos tiempos difíciles pero también de mucha resiliencia familiar.
Las mujeres somos resilientes y tenemos la inteligencia emocional para encontrar oportunidades dentro de un panorama desolador, salir adelante y regresar este beneficio a los nuestros.

Por otro lado, creo que el papel de las mujeres en el mundo de hoy corre a distintas velocidades. Para algunas ha sido muy rápido lograr este empowerment, el tomar las posiciones de liderazgo, de decisión y de guía en los diversos sectores, pero en otras va a una velocidad más baja, sobre todo en los casos en donde tienen menos acceso a la educación y recursos económicos, donde el propio entorno las ha puesto en desventaja
También pienso en las mujeres de mi familia. En la pandemia, mi hermana sacó adelante a su familia con su cafetería. Y mi mamá, aún con problemas de salud, siempre estuvo apoyando a sus hijos (ella ha sido luchadora social por mucho tiempo y apoya a las comunidades chiapanecas). Somos muy matriarcales, creemos en el poder femino, y eso es lo que nos ha llevado a mantenernos y seguir adelante. Es un aprendizaje que viene desde la raíz y traspasa generaciones.


En México vivimos 126 millones de habitantes, de acuerdo con el último censo de población hecho en 2020. 64.5 millones son mujeres, es decir, el 51.2% de la población.
Paulina Parra, arquitecta, 33 años, mamá de Leo, de 4 meses. @delmismobarro.arquitectura
Los hijos no tienen el deber de complementarnos, pero sí tenemos que estar completas para ellos. Éste ha sido el mantra que escribí al inicio del embarazo, que me ha sostenido en tiempos felices y también en aquellos llenos de retos.
Yo no era mamá antes de la pandemia, pero sí puedo decir que prepararme para recibir a un bebé en esos tiempos de incertidumbre me llenó de esperanza, agradecimiento y humildad. A esos sentimientos se agrega ahora la resiliencia y confianza de poder continuar con mis pasiones profesionales y que mi hijo vea a una mamá realizada, feliz.
El crecimiento de mi carácter, mi persona y mi carrera es indispensable para sentirme también una buena mamá.

Hoy en día me encuentro en la posición privilegiada de tratar –como arquitecta o como maestra y artista– con mujeres de todas las edades, gustos y profesiones, todas ellas apoyándose en el propósito de educar hijos empáticos, generosos, capaces y con una gran claridad sobre la responsabilidad que tenemos como buenos humanos.
Mis palabras de aliento para otras futuras mamás son que enriquezcan su identidad más allá de la maternidad, que disfruten a sus hijos con ligereza y que sean la mamá que quieran ser, a su manera.
Nuestra tarea como mujeres y mamás hoy es abrirle el paso al hombre como papá, no apropiarnos de la tarea formativa, ni juzgando los estilos de crianza del otro. Hoy que compartimos el rol de proveedores, podemos eliminar ideas arcaicas que aún existen sobre las tareas de género, y compartir también la educación de mejores generaciones.


Roxana Martínez, licenciada en Educación Preescolar, 46 años, mamá de Sergio, de 13 años.
Mi profesión, ser mamá y esposa es lo mejor que me ha pasado en la vida y, a la vez, son mis mayores retos, porque mantener la armonía y el equilibrio entre ellos es una tarea de todos los días.
Como mujer profesionista y docente tengo la enorme responsabilidad de mejorar y seguir preparándome para formar seres humanos con un nivel de educación competitivo pero, sobre todo, fomentar en ellos valores y conciencia a través del amor.
Mi deseo es que cada generación de niños y niñas tenga la oportunidad y las ganas de construir un mundo mejor.

Y eso mismo queremos mi esposo y yo para nuestro hijo, por eso tratamos de hacer el mejor trabajo posible. Amar y hacer las cosas con pasión y entrega son las claves que me mueven todos los días.
Ser mujer es una gran labor que está llena de responsabilidades, y aunque a veces nos sentimos cansadas y queremos rendirnos, también es la hermosa oportunidad de poder cambiar el mundo y abrirnos cada día más puertas.


Gabriela Cordero, otorrinolaringóloga y maestra en Ciencias, mamá de Victoria, de 4 años. @otorrinodevoz
Ser mamá me hace ser mejor doctora y ser doctora me hace ser mejor mamá. Mi misión como mamá, como mujer y cómo profesionista –porque no puedo separar mis roles– es poder transmitirle a mi hija que las mujeres debemos participar activamente en la transformación del status quo actual y en la búsqueda de la equidad de género.
Educar a mi hija en el feminismo significa enseñarle a través de mi ejemplo, a no seguir estándares ni roles de género atribuidos por la sociedad.

Mi hija ve en mí que no me defino exclusivamente por mi rol de madre ni tampoco por el de esposa. Las mujeres no deberíamos sentirnos culpables o pedir disculpas por trabajar. En mi caso, la red de apoyo de la que me he rodeado ha permitido que este equilibrio se logre, pero en realidad alguna vez leí que no es “una balanza perfecta”.
Como doctora, mi misión es seguir contribuyendo a la salud de mis pacientes, no solamente física sino también emocional. Para mi es importante poder transmitirles tranquilidad a pesar de que estén pasando por una situación complicada.


“Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”
ONU MUJERES / 8M 2022