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Estrategias para mamás agotadas (y no llegar al burn out)

Por Nonantzin Martínez

El día a día de todas las mamás puede ser emocionante, feliz, productivo y divertido, porque claro que tener hijos es motivo de una gran alegría, pero la realidad es que también es terriblemente agotador, ya que para una mamá la lista de pendientes nunca se termina. 

Si en casa hay una pareja con la que se dividen equitativamente los deberes para el mantenimiento de la casa, el cuidado y la crianza, ¡qué maravilla! Pero, honestamente, ¿en cuántas familias ocurre esto? (y si pensamos en mamás solteras, la carga sin duda se multiplica). 

Las mamás no la tienen sencilla y sí muy cansada

Las tareas del hogar, criar, dar de comer y acompañar a los hijos, las responsabilidades profesionales, ya sea en la oficina, haciendo home office o como parte de un emprendimiento o proyecto, el tener poco tiempo para atender necesidades o gustos personales y hasta la presión social por ser “la madre perfecta” pueden provocar un estado de agotamiento. Y a esto hay que sumarle todas las actividades y situaciones extra que nos trajo la pandemia. 

El psicoanalista Manuel Hernández, Maestro en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica, Director de Descubriéndote, señala que si bien la pandemia ha contribuido a incrementar ese cansancio, “ya que al estar metidos 24/7 en casa, todo el tiempo hay algo qué limpiar, qué acomodar, qué cocinar”, el agotamiento no es exclusivo de estos últimos meses: “antes de 2020, muchas mamás –me atrevo a decir que la gran mayoría–, después de su jornada de trabajo llegaban a casa a atender a los hijos: bañarlos, darles de cenar, revisar tareas y acostarlos…”. ¿Terminaban el día exhaustas, entonces? ¡Por supuesto!

El experto agrega que criar a un hijo implica, además, una renuncia, “porque uno deja de ver por sí mismo, en primer plano, para poder ver por otro pequeño ser que está en desarrollo (darle amor, educación, acompañamiento, etc.) y eso definitivamente también es agotador”.  

La sobrecarga la llevan las mujeres

Entre otros factores, la poca o nula cooperación coparental juega un papel importante en el cansancio que experimentan muchas mamás. Los datos más recientes que reporta el INEGI señalan que, del total de horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, las mujeres contribuyen con el 77.2%, mientras que los hombres con el 22.8%. En tanto, la Encuesta Nacional Sobre el Uso del Tiempo (ENUT) detalla que las mujeres dedican 30.8 horas promedio a la semana a ello, mientras que los hombres 11.6 horas semanales.

Y más datos: las mexicanas emplean 12.3 horas de cuidados directos y 28.8 horas con cuidados pasivos. Los hombres, por su parte, utilizan 5.4 horas de cuidados directos y 12.9 horas en cuidados pasivos.

ENUT

Pero más allá de estadísticas, basta con recurrir a los chats de mamás, a las pláticas con las amigas y cuñadas con hijos e hijas, o sencillamente sentir la tensión que traes en la espalda y recordar que ayer estuviste irritable con tu pequeño porque ya se acercaba la noche y no le veías fin a tu día de tantas cosas que tenías pendientes, para confesar que, en efecto, eres mamá y estás cansada.

“A veces siento que tengo las emociones a flor de piel”, cuenta Cynthia, mamá de dos pequeñas, una de tres y otra de cinco años: “llegué a pensar que las reacciones exageradas que he tenido en los últimos días eran porque mis hijas son inquietas; pero descubrí que, en realidad, he traído un estrés mental tremendo, pues en mi trabajo no se lograban poner de acuerdo si volvíamos todos a la oficina, de manera intercalada, o si seguíamos con el home office, con juntas diarias por zoom y horarios que me dejaban poco margen para jugar con mis chiquitinas, por la tarde, y a veces, debo decirlo, llegaba la hora de la cena y no había leche en el refri”.

Tips para afrontar el cansancio 

Si te sientes sobrepasada, si experimentas falta de energía, estás irritable, somnolienta, a veces padeces insomnio, te duele la espalda, los hombros o la cabeza, empiezas a comer de más o dejas de comer (por mencionar solamente algunos signos), es tiempo de reorganizar tu día a día. Estos tips te pueden ayudar:

  • Coordínate con tu pareja, hagan trabajo en equipo. El psicoterapeuta Manuel Hernández recomienda establecer acuerdos, en los cuales se incluya la división de las tareas de casa. Agrega que “es muy válido que, mientras uno de los dos está trabajando o descansando, el otro pase el tiempo con los hijos”.
  • Apóyate en tu círculo: abuelos, hermanas, amigas y amigos o algún cuidador de tu confianza.
  • Dale prioridad a tu bienestar siguiendo una alimentación balanceada, procurando un descanso reparador por la noche y haciendo actividades físicas de manera regular.
  • Haz ejercicios de respiración consciente para lograr relajarte y volver a tu centro.
  • Evita la “hipermaternidad”, que es aquella que en la que se ejerce un control abrumador sobre los hijos y sus necesidades (mamás helicóptero).
  • Si tus hijos ya pueden hacer determinadas tareas, no dudes en involucrarlos en el mantenimiento de la casa.
  • Date un respiro de las actividades que te desgastan. En este punto, vuelve a echar mano de tu pareja o de redes de apoyo para que puedas recuperar tu espacio y tus tiempos.
  • Recuerda validar tus emociones en lugar de negarlas o minimizarlas: este es un primer paso para empezar a sentirte mejor.
  • Si te sientes abrumada y que no puedes más, acércate con un especialista que te pueda brindar contención emocional y orientación.

Frenar a tiempo posibles consecuencias

Si mamá y papá están bien, los hijos estarán bien, y es que “el entorno del niño es clave para su salud mental”, enfatiza el experto Manuel Hernández, por eso no eches en saco roto la necesidad de gestionar tu agenda y responsabilidades para no terminar  cansada. 

Además, “estar agotado puede ser contraproducente para lograr la estructura que necesitan los hijos (límites, reglas, normas, hábitos, disciplina)”, señala el especialista. Y es que, debido al cansancio, mamá podría dar respuestas diferentes frente a las mismas situaciones, rompiendo con ello la estructura establecida, “y esto da como resultado que el niño no sepa qué esperar. Es más, el pequeño podría empezar a buscar los estados emocionales de mamá para saber si conviene, o no, pedir un permiso o hacer alguna travesura”.

Otra situación que ocurre con el cansancio es que dejamos de involucrarnos al cien por ciento con nuestros pequeños y, muchas veces, ya ni siquiera jugamos con ellos de tan agotados que estamos. 

El psicoanalista señala que jugar con sus padres es algo que disfrutan mucho los niños, además de que es una oportunidad para fortalecer el vínculo entre ellos. Por si fuera poco, “jugar con nuestros hijos favorece el despliegue de habilidades socioemocionales, ya que, a través de los juegos, uno les va enseñando a respetar las reglas de un juego, a que no siempre van a ganar o que si desean ganar tendrán que aprender a esforzarse para conseguirlo. Involucrarse en el juego con ellos, es decir, ser participantes activos y no solo ser un espectador, es esencial. En la medida de lo posible, hay que definir un espacio que sea exclusivo para ellos y para estos momentos de convivencia”, finaliza.

Entonces, razones para ‘evitar cansarte’ son muchas. No es sencillo de lograrlo, pero empezar reconociendo que la crianza es colectiva, no individual, te hará más consciente de la necesidad de buscar y luchar por esos apoyos y espacios para ti.

Del cansancio al agotamiento o burn out parental

Cuando el cansancio rebasa cualquier límite gestionable, puede transformarse en el síndrome del burnout –o agotamiento– parental, que afecta tanto a mamás como a papás expuestos a altos niveles de estrés en torno a las situaciones de crianza de sus hijos. 

Si experimentas agotamiento, tristeza, ansiedad, irritabilidad que puede conducir a situaciones de violencia, trastornos del sueño, conflictos con la pareja, olvidos, descuidos que pueden resultar fatales, pérdida del placer por la crianza o distanciamiento con tus hijos, es momento de buscar apoyo psicológico.

Procesando…
¡Lo lograste! Ya estás en la lista.
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Periodista independiente, editora especializada en temas de bienestar, crianza, maternidad, estilo de vida y gastronomía, mamá de un niño de nueve años, aprendiz de fotógrafa, foodie y apasionada de la música. Sus historias han sido contadas en revistas y sitios como Vanidades, Baby Creysi, La Lista, bbmundo, todobebé, Glamour, Marie Claire, Life & Style, GQ México, Good Housekeeping México, especiales de Milenio y Padres e Hijos.

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