Alimentación
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Enseña a comer a tus hijos con el ejemplo

alimentación en niños

Por Azucena Pérez Acosta

Comer es un proceso educativo, tanto para los padres, como para sus hijos. Y por el hecho de ser un proceso, no es algo que suceda de la noche a la mañana. Poco a poco iremos aprendiendo la dinámica entre padres, hijos y comida dentro de cada hogar, pero hay puntos básicos que se deben tomar en cuenta.

Si bien se puede “controlar” la alimentación del niño durante su primer año de vida, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, las cuales indican que se debe dar lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y alrededor de los 6 meses comenzar con la alimentación complementaria, después, al cumplir el año de edad, se recomienda que el niño ingrese a la dieta familiar, así que lo ideal es que dicha dieta familiar sea sana y nutritiva para todos los miembros. 

Conforme los niños crecen, entre los 2 y 4 años de edad, comienzan a ejercer su autonomía, eligiendo sus propios alimentos y decidiendo cuándo y cómo comerlos. Es a esta edad cuando el ejemplo que reciben de sus padres, tutores o cuidadores, principalmente, así como del resto de su familia, adquiere una gran importancia e influencia en sus decisiones.


Enseñar a comer a los hijos de forma natural, es un regalo para toda la vida. Tomando en cuenta que el hogar es el primer lugar en el que el niño se desarrolla, sus padres y demás miembros de la familia, ejercen un gran peso en el ejemplo que seguirán los niños. 


Hay tres puntos muy importantes a considerar cuando se trata de enseñar a comer a los hijos mediante el ejemplo: 

  • Ofrecer alimentos naturales.
  • Acompañarlos en sus horas de comida.
  • Eliminar la comida chatarra del hogar, revisemos punto por punto.

Las frutas y verduras son lo primero

¿Cuál es la mejor manera de que el niño se coma sus frutas y verduras? Primero, que en casa haya siempre frutas y verduras para ofrecerle. Segundo, que vea a sus padres comer estos alimentos. No podemos llegar con el discurso de “cómete tus vegetales” si nosotros no lo hacemos. No hay mejor manera de educar que predicar con el ejemplo. 

Habrá ocasiones en que los niños necesitarán probar hasta 15 o 20 veces las frutas y verduras que una vez rechazaron. Ser paciente es clave en el proceso de enseñar a comer a tus hijos. No hay que desesperarse si alguna vez no quisieron estos alimentos, es bueno dejar pasar el tiempo y ofrecerlos en otra oportunidad, en diferente presentación o acompañados de algún otro alimento. 


Cuando el niño se acostumbre a consumir estos alimentos y disfrutarlos, llegará un momento en que no habrá que ofrecerlos, él solo los pedirá. 


Ten presente que los alimentos naturales no se limitan a las frutas y las verduras. Otro elemento muy importante es el agua simple, que quita la sed, además de que es necesaria para su crecimiento y desarrollo. Ofrecerles constantemente este ‘oro líquido’ hará que se familiaricen con ella y se les haga un hábito beberla antes que cualquier otra bebida cuando se sientan sedientos.

Coman todos en familia

Como ya mencioné, comer es un proceso educativo para padres e hijos, así que incluirte en el procedimiento de enseñanza es sumamente importante. No solo ofrezcas a los niños alimentos naturales, acompañálos mientras los consumen, pues comerlos al mismo tiempo es elemental para poner el ejemplo. 

Al comer con ellos los mismos alimentos, el niño puede ver, de su fuente más obvia de aprendizaje, que dichos alimentos son saludables y deliciosos, además de que se disfrutan y no se consumen como castigo o premio. 


Para el niño es muy contradictorio, que le estén pidiendo o insistiendo en que se coma cierto alimento, por ejemplo, las verduras, y que sus padres u otros miembros de la familia no lo estén consumiendo también. 


Es muy importante mencionar que con la comida no se negocia, no se castiga y no se premia. Evita usar frases como “cómete la mitad y puedes levantarte de la mesa” o “no te vas a ir hasta que te termines tus verduras”, porque caemos en el mismo punto. Estas frases, además de que están fuera de lugar, no son necesarias si se le está dando el vivo ejemplo de que yo, como mamá, consumo mis alimentos, sin renegar, sin decir que saben feo y sin ponerles algún pero. 

¡Fuera la chatarra!

El último punto, pero no menos importante, es sacar de tu hogar la comida chatarra. Actualmente es sencillo identificar dicha comida, pues el etiquetado de advertencia por medio de sellos nos alerta de los productos con exceso de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio, además de que existen dos etiquetas especiales para marcar los productos que no son recomendables en niños: contiene edulcorantes y contiene cafeína. Usar estos sellos como guía para saber qué productos es mejor no consumir es muy importante en la educación alimentaria. 

Una de las principales estrategias para que tu hijo no los coma es no tenerlos a la mano en el hogar y por supuesto, no ofrecérselos. La razón más obvia es que dañan su salud. Sin embargo, no solo afectarán su salud inmediata, sino que se interpondrán en su correcto desarrollo y crecimiento, los expondrán a padecer enfermedades crónico-degenerativas en un mediano y largo plazo, además de que marcarán la pauta para seguir incluyendo estos productos dentro de su alimentación futura, creando así hábitos de alimentación que no son saludables. 

Es sabido que los niños tienen preferencia por el sabor de productos como bebidas azucaradas, cereales de caja, galletas, golosinas y frituras, ya que tienen un alto contenido de azúcar, sal y/o grasa, y dichos sabores producen más ganas de comer. También alimentos como los embutidos (jamón, mortadela, salchichas, etc.) son de sus favoritos, por el mismo factor, ya que contienen exceso de grasa y sal. 


Un hogar libre de estos alimentos es el ideal para desarrollar un estilo de vida saludable y adecuado. Ninguno de estos productos es necesario en la alimentación, ni de los niños ni de los adultos, así que, si bien no deben ofrecerse a los pequeños, tampoco es buena idea que los consuma mamá y papá.


Lo más probable es que en un futuro coman dichos productos fuera de casa, debido a que hay muchísima oferta de los mismos en casi todos los lugares, pero marcar el precedente de que en el hogar no se consumen, además de mencionarles la razón de porqué no es bueno comerlos, ayudará a que tomen mejores decisiones al momento de tenerlos enfrente.

Si tu hijo o hija ya tiene más de 4 años y no has tenido oportunidad de aplicar estas estrategias, nunca es tarde para cambiar los hábitos alimenticios por unos más saludables.

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