Alimentación
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Cuando los niños comen consciente e intuitivamente, ¡los dulces no son problema!

Por José Ángel Araujo

Un día tu peque tiene tanta hambre que te pide una porción extra de comida, pero al día siguiente su apetito cambia y apenas mordisquea lo que hay en su plato, e incluso puede no parecerle atractivo ni el postre. Estas cosas pueden frustrar a las mamás y papás de vez en cuando, pero contrario a lo que parece, no son señales negativas, es alimentación intuitiva en acción.

La alimentación intuitiva es una forma de comer que implica respetar el hambre y la saciedad naturales. Eso significa comer al sentir hambre y detenerse al sentirse satisfecho, pero, como explica la nutrióloga Sarit Ilitzky, especialista en alimentación intuitiva y mamá de dos pequeños, los adultos olvidamos los principios básicos de la alimentación: “los niños nacen con esta forma de alimentación, con la capacidad de comer intuitivamente. Saben cuando tienen hambre, saben cuando están satisfechos. Como papás tenemos que permitirles continuar con estas actividades, no obligarlos a desconectarse de ellas”. 

Es importante, entonces, que aprendamos a confiar y promover estas conductas para que los pequeños puedan seguir siendo comedores intuitivos a lo largo de su vida.

Confianza al plato

Desde pequeño, recuerdo que no podía irme de la mesa si quedaba una sola migaja en el plato. “En esta casa no hay perros”, decía mi papá (aunque siempre tuvimos mascotas). Desde niño he sido un buen comelón, pero he escuchado en múltiples ocasiones la negociación “dos cucharadas más y ya puedes irte a jugar”. Me pregunto, ¿en dos cucharadas cuántos nutrientes puede haber? “Lo único que se alimenta es el ego de mamá y papá al lograr que su hijo coma dos cucharadas más, que no le aportan gran cosa”, señala la especialista.   

Dejar que los peques alimenten su cuerpo a demanda tiene grandes ventajas. “Es un modelo que a diferencia de otros tiene la salud mental como uno de sus pilares principales, junto con la salud emocional y la psicológica, y claro, la salud física”, comenta Sarit,  entusiasta de la alimentación intuitiva.


Los niños nacen comedores intuitivos pero los padres comienzan a microgestionar lo que comen sus hijos: diciéndoles que tomen cinco bocados antes de que puedan dejar la mesa, presionándolos para que se terminen la leche para que no la desperdicien, premiándolos o castigándolos con el postre. Estas prácticas no solo alteran los ritmos naturales de la alimentación intuitiva, sino que también pueden llevar al desarrollo de actitudes y hábitos poco saludables en torno a la comida.


Entre más interfieren los padres con la alimentación, una mayor presencia de actitudes como comer en exceso, en ausencia de hambre y a escondidas, dice Sarit, también guía del taller online Criando comedores intuitivos

Para fomentar la alimentación intuitiva con tus hijos, la nutrióloga recomienda confiar más en ellos en lo que respecta a la comida. Evita “dar reglas” sobre la alimentación, especialmente cuando se trata de restringir algún alimento, pues no deben verlo como algo malo o prohibido. 

La finalidad de la alimentación intuitiva es tener una buena relación con la comida y con nuestro cuerpo, “aprender a cuidarnos, nutrirnos y alimentarnos desde un lugar de confianza, de disfrutar desde un lugar positivo y no desde la restricción”.

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Dulce maratón Halloween-Reyes

Con el inicio de octubre empieza el “dulce maratón” para los peques, que va desde la recolección de la calaverita del Halloween hasta la bota de dulces del Día de Reyes, incluyendo posadas, piñatas y otros eventos de fin de año. Entonces, ¿debemos prohibirles los dulces si queremos que coman bien? 

La respuesta es… ¡no! “Mientras más tratemos de prohibirles azúcar y más la tratamos de evitar, menos control se tiene alrededor de ella. Mamás y papás, no le tengan miedo a los dulces, utiliza la ocasión como una oportunidad de aprendizaje”, dice la nutrióloga Sarit Ilitzky.

Si has hecho un buen trabajo, tu peque dosificará sus dulces para los próximos días, de lo contrario los comerá de manera compulsiva porque los siguientes días ya no serán especiales ni de fiesta. Ahí es tu oportunidad de hablar con tu pequeño sobre los estragos de comer en exceso y cómo puede ocasionar un malestar al cuerpo. “Lo mismo pasa si comes cuatro platos de ensalada, ¡por supuesto que tendrás una inflamación a las pocas horas! Un exceso de azúcar también puede ocasionar molestias en los niños, y ahí, desde un lugar de amor y confianza, puedes explicar porque es mejor comer una pequeña dosis cada vez, no es necesario exagerar”, explica.


A través de la experiencia, sabemos qué nos hace bien y qué no. Nuestro trabajo como papás es guiarlos, no enseñarlos a comer; guiarlos a través de las sensaciones de su cuerpo. Debes darle tu confianza para que tu hijo confíe en sí mismo y entienda la respuesta del alimento en su cuerpo.

Nutrióloga Sarit Ilitzky

La hora de la comida puede ser un momento perfecto para la conexión familiar, pero para muchas familias es una hora de estrés y peleas, por lo que poner en práctica los principios de alimentación intuitiva pueden mejorar no solo la relación que tienen con la comida, sino también entre ustedes. Comer debe ser un placer, de manera individual y colectiva. 

Cuando estén sentados a la mesa y tu hijo decida no comer lo que le ofreces, tranquila, no pasa nada. La experta sugiere que cierres los ojos y repitas: “estoy alimentado para el futuro”. Y enfatiza para finalizar: “lo que coma hoy no le va a afectar de manera importante, pero sí le afectará lo que le digas. Las palabras pueden marcar toda su vida”.

Una breve guía para dar el cambio

Numerosas organizaciones, incluidas la Organización Mundial de la Salud y la Academia Americana de Pediatría, comparten, en sus guías de alimentación infantil, consejos para reconocer y respetar las señales de hambre y saciedad de los niños, uno de los principios básicos de la alimentación intuitiva. Para dar el paso hacía un paso positivo, recomiendan:

  1. Pierde el miedo al azúcar. No es el enemigo. Y sí, el cuerpo la utiliza como cualquier otro nutriente.
  1. Conviértete en guía de tus hijos para que ellos puedan mantenerse conectados con su cuerpo y puedan entender las señales que este le da. 
  1. Haz que todos los alimentos tengan la misma importancia emocional. El brócoli no es el héroe ni los dulces los enemigos.
  1. No etiquetes los alimentos como «buenos» o «malos». Los niños no deben asociar ciertos alimentos con lo permitido o lo prohibido.
  1. Respeta sus señales de hambre. Déjalos confiar en sus cuerpos. Cuando digan que están satisfechos, evita presionarlos para que coman más. 

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Encontré una forma distinta de compartir el amor y ayudar a los demás: a través de la comida y de los kilómetros que corro acompañando a débiles visuales. De adulto entendí que la vida saludable se forma desde la niñez (no fue mi caso), así que hoy no pierdo la oportunidad de comunicar sobre la importancia y el gozo de tener una salud equilibrada, física y emocionalmente. Escribo sobre salud y estilo de vida en diferentes medios de comunicación desde hace más de 10 años.

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