Por Claudia Rodríguez Acosta, psicoanalista
Cuando se habla de temas como embarazo o desarrollo infantil, aún es común que se haga énfasis en la importancia de la madre sin mencionar mucho acerca del papel del hombre. Pareciera que el protagonismo se pone sobre la mamá y su vínculo con el bebé, pero ¿qué hay del hombre?
Tener un hijo y hacerse cargo, es producto del deseo tanto del padre como de la madre, este deseo va más allá de la biología, es decir, no solo tiene que ver con engendrar a un bebé sino con reconocerse como su padre o como su madre y asumir ese rol. Sin embargo, aunque esto se dice fácil, exige una construcción y una transformación de la identidad. Es decir, cada hombre y cada mujer decidirán si buscan o no convertirse en padres y construirán su forma de serlo a través del tiempo.
Regresando al tema de la paternidad, no se pueden hacer generalizaciones ya que cada hombre vive y asume su rol de manera distinta. En este artículo me referiré a aquellas parejas que se han convertido en padres y a aquellos hombres que han decidido reconocer a un niño como propio.
El papel del hombre como compañero de la mujer y como padre del niño es igual de importante que el papel de la mujer. El hombre da respaldo a la futura mamá y al hijo de ambos y sobre este punto es importante tener cuidado para que no termine convirtiéndose en un hijo más, en solamente un proveedor o en un extraño que sale sobrando.
¿Cómo puede involucrarse el hombre con su hijo desde el embarazo? El acompañamiento no solo consiste en acudir a las citas médicas o en hablarle al bebé, sino en poder seguir siendo una pareja, en también interesarse por la llegada del hijo.
La presencia no se transmite solamente a través de conductas o de palabras, la presencia consiste en pensar en ese hijo, en alegrarse y preocuparse por su llegada, consiste en que el hombre se sienta parte de lo que está sucediendo y de que la mujer le permita incluirse. Es común que durante el embarazo el hombre se sienta ajeno o excluido; también, es común que la mujer se centre solo en el bebé y haga a un lado a su pareja.
A cada quien le toca pensar cómo poder construir su maternidad o su paternidad, cada quien lo hará desde su historia, su cultura, sus circunstancias, ideales y posibilidades. Lo que no hay que perder de vista es que independientemente de los problemas o desacuerdos que haya en una pareja, ambos son padres de sus hijos y a ambos les corresponde involucrarse en la vida del niño incluso desde el embarazo.
También, es importante tomar en cuenta que a pesar de que el hombre no manifieste abiertamente su deseo, el hecho de asumirse como «padre de», lo hace partícipe de la vida de su hijo.
«El hombre da respaldo a la futura mamá y al hijo de ambos y sobre este punto es importante tener cuidado para que no termine convirtiéndose en un hijo más, en solamente un proveedor o en un extraño que sale sobrando».
Algunas ideas generales para poder pensar sobre este tema son:
- El embarazo y la crianza es un deseo de dos. A pesar de que la mujer es quien alberga en su cuerpo al bebé, el hombre también es parte de ese acontecimiento.
- Hay que tomar siempre en cuenta que el padre está en su derecho de participar activamente en el embarazo y educación del bebé.
- De la mujer dependerá hacer partícipe al hombre de la vida del hijo de ambos, y del hombre dependerá exigir ese lugar y no hacerse a un lado.
- Esta participación implica que el hombre también tenga un espacio para expresar lo que quiere para su hijo (nombre, forma de vestirlo, hábitos, hospital donde nacerá, modo de educarlo, etc.)
- La mujer lo puede involucrar, hablándole sobre el bebé, sobre cómo está viviendo el embarazo, preguntándole su opinión sobre diferentes temas que involucren al niño.
- Es importante tomar en cuenta que cada quien tiene una forma distinta de participar y de ejercer su maternidad o paternidad. Suele pasar que se espera que el padre haga y se comporte con el bebé como la madre quisiera y al no hacerlo así, se le termina excluyendo.
- Los hombres deben tomar en cuenta que ser padres implica esfuerzo, trabajo y va mucho más allá de dar dinero. Tendrán que sostener y defender su lugar aún cuando la madre no lo permita.
- La presencia de los padres es fundamental para la construcción del psiquismo del bebé. El padre es muy importante en su desarrollo y a pesar de que pueda haber separaciones en la pareja, esa separación no debe implicar una separación de los hijos.

Claudia Rodríguez Acosta es Licenciada en Psicología por la Universidad Iberoamericana y Maestra en Psicoterapia General por la Asociación Psicoanalítica Mexicana. Es docente a nivel medio y superior y ejerce psicoterapia psicoanalítica en consulta particular en Ciudad de México, así como por Skype para pacientes que residen en el extranjero.