Por Debbie Molina
Organizar las comidas en tiempos de home office –los que podemos hacerlo– y con niños en casa, puede resultar complicado. Hoy más que nunca, te proponemos hacer del congelador tu aliado para seguir comiendo de forma saludable.
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Si bien muchos todavía piensan que los alimentos congelados no son saludables, pues se cree que no tienen las mismas propiedades y beneficios que un alimento fresco, esto es falso, en realidad, la congelación permite conservar sus nutrientes y es una forma fácil de evitar el desperdicio.
Las verduras, hortalizas y frutas congeladas no pierden su sabor, ya que la congelación transforma el agua que contienen en hielo. Después, las enzimas responsables de esta degradación disminuyen su actividad y los tejidos ya no se modifican. El resultado final es que mantienen gran parte del valor nutritivo.
¡Manos a la obra!
Les recomiendo poner la fecha en la que se congelaron con una etiqueta, siempre, ya que no todas se conservan el mismo periodo de tiempo, así te asegurarás que la comida no esté más de lo debido. Lo ideal es que no excedas los 3-4 meses.
Hay que hacerlo bien. De hecho, si no congelamos las verduras como se debe, estas acabarán perdiendo la mayoría de sus propiedades e incluso su sabor o textura. Debes hacerlo en bolsas especiales para congelado o en recipientes herméticos.
La congelación industrial se realiza entre los 40º-60º bajo cero, por lo que nosotros debemos tener nuestro congelador al máximo de frío.
El primer paso para cualquier verdura o fruta es limpiarlas y desinfectarlas.

Berenjenas: pártelas en cubos o al gusto, pon los trozos en agua fría para evitar que se oxide, puedes echar un chorro de limón o triturar un poco de perejil y añadírselo. Después de unos minutos, ponlas a hervir en una olla. Cuando ya hayan pasado unos minutos, escúrrelas y sécalas muy bien encima de un paño limpio y/o papel de cocina. Ahora sí, ya pueden entrar al congelador.
Brócoli y coliflor: limpia con mucha agua para retirar toda la posible tierra. Una buena forma de hacerlo rápido y sencillo es retirar todas las hojas de su alrededor y sumergirlas en agua y sal durante unos minutos. Pon una olla con agua a hervir, cuando ya esté hirviendo introduce la coliflor o el brócoli durante unos 3 minutos. Después sácalos y metemos a una olla con agua y hielo para cortar cocción. Seca bien los restos de agua y ponlos a congelar.
Calabaza: córtala como prefieras, en cubos pequeños o rodajas, también puedes rallarla con un pelador de papas para hacer tiras.
- Cuadrados o rodajas: llena una olla con agua y ponla a hervir. Pon las rodajas o cubos dentro y déjalos hervir 3-4 minutos. No la tapes.
- Rallado: si son ralladas, el procedimiento es distinto: en vez de agua, usa vapor. Deja las calabacitas dentro por 2 a 3 minutos con la olla tapada. Al terminar, pásalas por la olla de hielos seca y congela.
Acelgas, col rizada, coliflor y espinacas: límpialas bien quitando toda la tierra y retira las hojas que estén en mal estado. En el caso de las acelgas, revisa también el tallo. En una olla pon agua a hervir.
- Espinacas y col rizada: colócalas por separado y déjalas que hiervan durante 2 minutos.
- Acelgas y coliflor: córtalas en trozos medianos y mételos por separado en la olla a hervir durante 2 minutos. Después, enfría ambas en una olla con hielo. Luego, congela.
Cocina semanalmente y siempre tendrás algo listo para ser descongelado y servido en minutos.
Cebollas, perejil y ajos: sí se puede y son perfectos para los sofritos. La congelación se hace en crudo, no hace falta hervir ni escaldar previamente. Retira la piel y troceaal gusto: dados, rodajas o más picadito. Seca un poco (con papel de cocina) los trozos. Mételos en bolsas herméticas y aplasta bien la bolsa antes de cerrarla para que suelte todo el aire y también quede más plano y ocupe menos en el congelador.
Para usarlos, no hace falta descongelarlos. Pon directamente los trozos en el sartén. Ten cuidado, échalos sin que el aceite esté demasiado caliente.
Zanahorias y elote: estas pueden ser crudas o cocidas, como mejor te convenga.
Las verduras que no te recomiendo congelar: las papas, el tomate, el apio, el pepino y la lechuga porque estas verduras tienen un alto contenido en agua, lo que hace que al congelarlas pierdan su textura y se agrieten.
Frutas: Estas son mas sencillas. Solo hay que lavar, desinfectar y congelar. Las más adecuadas para este proceso son los frutos rojos (fresas, moras, frambuesas, arándanos y grosellas), así como higos, limón, melón, piña, manzanas, naranjas, kiwi, mango, nectarinas, cerezas y plátanos. La congelación individual es muy útil para evitar que la fruta se pegue entre sí .

Recuerda que nunca debes recongelar tus verduras y frutas, pues podrías hacer llegar bacterias y microorganismos durante la descongelación que no serían eliminados al congelarlos de nuevo.
Escaldar los alimentos hace que se eliminen las enzimas y que se conserve mejor el sabor, color y las propiedades. Es importante no echar sal en el agua cuando escaldemos, ya que esto hará que se descompongan más rápidamente.
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