Por Nonantzin Martínez
En la transición del otoño al invierno, las enfermedades respiratorias, y particularmente la influenza, son de las principales preocupaciones que tenemos las mamás de niños pequeños.
A estas alturas de diciembre, en el salón de mi hijo –que va en primero de primaria– dos de sus compañeros ya fueron diagnosticados con influenza tipo A y la mitad del salón está enfermo con tos, resfriados, alergias e infecciones. Nosotros la «hemos librado», pues mi hijo está vacunado, desde noviembre –lo ideal hubiera sido haberlo hecho en octubre, pues el efecto de la vacuna, por así llamarlo, inicia de dos a tres semanas posteriores a la aplicación– y tenemos muchos cuidados en casa, que van desde seguir una alimentación saludable, dormir 10 horas, hasta el lavado estricto de manos, pero no estamos exentos de ser contagiados.

En todo el mundo, durante la temporada invernal, cada año se registran más de 500 millones de personas afectadas por influenza (aproximadamente un 10% de la población). En México, la enfermedad es más común entre las mujeres, con el 52% de los casos.
Así se previene
Las enfermedades respiratorias, incluida la influenza, se transmiten de persona a persona, pues los virus entran al organismo por la boca, nariz y ojos, a través de gotas de saliva que se expulsan al estornudar o toser, al saludar de mano, darle un beso o un abrazo a una persona enferma.
La médico internista Vandana Bhide, especialista de Mayo Clinic, comparte algunos consejos para prevenir el contagio de enfermedades respiratorias:
Es imprescindible lavarse las manos, a fondo y con frecuencia, con agua y jabón, sobre todo antes de salir del baño, comer o tocarse la cara.
Evitar el contacto con personas que están enfermas y quedarse en casa, no ir a la escuela ni al trabajo.
Evitar situaciones de riesgo como los cambios bruscos de temperatura y corrientes de aire.
Abrigarse bien utilizando gorro, guantes, bufanda y calcetines gruesos.
Consumir alimentos adecuados: muchas frutas y verduras, sobre todo amarillas y verdes, para sentirte mejor y contribuir a que las defensas del cuerpo puedan hacer su función adecuadamente.
En el caso de la influenza, la manera de prevenir la enfermedad o sus complicaciones es vacunándose (ojo, no necesariamente evita el contagio, pero sí reduce significativamente sus complicaciones). Háganlo, mamás y papás. Aquello de que la vacuna podría causar autismo o provocar la propia enfermedad –influenza– son ideas completamente equivocadas.
Atentos a los síntomas
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, los principales síntomas de la influenza (existen cuatro tipos de virus con diferentes subtipos cada una) son los siguientes:
Fiebre arriba de 38°C, tos y dolor de cabeza, acompañados de uno o más de los siguientes signos o síntomas:
- Escurrimiento nasal
- Enrojecimiento nasal
- Congestión nasal
- Dolor de articulaciones
- Dolor muscular
- Decaimiento (postración)
- Dolor al tragar
- Dolor de pecho
- Dolor de estómago
- Diarrea
Si ya se tiene un diagnóstico de influenza, la persona enferma debe tomar muchos líquidos, permanecer en casa, descansando, y seguir el tratamiento antiviral específico para la influenza y medicamentos, recetados por su médico, para aliviar sus síntomas. Acá, una infografía del IMSS que resume muy bien este padecimiento.
